>> Hello World (Introducción)
Una exploración personal desde el vaso hacia sus raíces: cultura, alquimia, ciencia, y todo lo que ocurre más allá de la reseña. Este es el primer paso de un camino lento, pero con intención.
No estás aquí por casualidad. Nadie llega a un blog sobre destilados por accidente. Algo te trajo: un sabor, un recuerdo, una obsesión, una sed—y no solo de alcohol.
A mí también me pasó.
Hace años que mi curiosidad me lleva por el mundo de los espíritus: whisky, brandy, ron… y todo lo que hay detrás.
Hay algo profundamente satisfactorio en no solo disfrutar una copa de tu bebida espiritual favorita, sino en entender todo el camino que recorrió hasta llegar ahí. Desde la semilla sembrada en la tierra, pasando por el agricultor, el corredor, la maltería, la destilería, el tanque de fermentación, el alambique, el barril, la botella… hasta tu mano.
Ese viaje —de la tierra al vaso— puede ser directo y transparente, o estar envuelto en opacidad y laberintos. Pero no te confundas: todo empieza abajo, con una semilla.
En su recorrido, tu bebida tocó —y fue tocada— por muchas vidas. Agricultura. Economía. Sociología. Cultura. Marketing. Química. Gastronomía. Alquimia. Todo eso me fascina.
Empecé a escribir siendo adolescente, a principios de los 90, en Kfar Saba, Israel. Con distintos grupos de amigos publicamos un fanzine llamado The Paper at The Gates of Dawn y un cómic independiente: סטיות של פינגווינים. En ambos aporté cuentos cortos y poemas.
Algunos años después, empecé a escribir sobre música en los semanarios de Tel Aviv: זמן תל-אביב y העיר. Siempre soy cauto con este tipo de afirmaciones, pero si no me equivoco, fui el primer periodista musical en Israel que se dedicó a cubrir la música electrónica.
Mi primera reseña fue sobre un single del segundo disco de The Prodigy, y a partir de ahí me sumergí en las nuevas escenas de Breakbeat, Jungle, IDM, Techno, Trance y House. Shows en vivo, sets de DJs, entrevistas, festivales…
La innovación constante —a veces literalmente tecnológica— era emocionante. También lo era escribir algo y verlo impreso en medios locales que, en ese momento, eran realmente influyentes.
Pero incluso en ese entonces, no me bastaba con perseguir lo nuevo. También necesitaba escarbar en el pasado.
Me enamoré por primera vez de la banda irlandesa de punk-folk, The Pogues, cuando escuché “Fairytale of New York” en la televisión. Era 1988 y yo tenía 13 años.
Eso me llevó a tomar buses a Tel Aviv para hurgar en bateas de discos usados y descubrir un mundo entero de sonidos: The Dubliners, The Chieftains, Fairport Convention, Clannad, Steeleye Span.
El universo del folk de las Islas Británicas me voló la cabeza. Y, de algún modo, el whisky aparecía siempre en sus letras.
Esa semilla plantada en mi conciencia creció, maduró, fermentó… y terminó destilada en esta pasión que persiste.
Escribir, escribí. Mucho. Pero casi siempre en porciones mínimas: descripciones de YouTube, captions de Instagram… ya sabes, ese tipo de escritura que se evapora al rato de publicarla.
No son los 140 caracteres del viejo Twitter, pero tampoco alcanzan para desarrollar una idea con sustancia.
El medio impone la forma, y la forma moldea el pensamiento. Y cuando todo se vuelve instantáneo, profundo se vuelve raro.
Así que sí: en pleno culto al scroll, yo vuelvo a escribir. Largo. Lento. Porque algunas ideas necesitan reposar.
A comienzos de este año, algo cambió. Empecé a explorar aspectos del mundo de los espíritus que van más allá de las reseñas y los temas que solemos tocar en Los Whiskochos.
Me encontré fascinado —no solo por el paladar, sino por la historia, la química y la filosofía— con ciertos brandies auténticos, íntimos, difíciles de encasillar. Y empecé a ver con más claridad lo que siempre estuvo ahí: el lazo entre el arte de la destilación, la alquimia antigua y el nacimiento mismo de la ciencia.
En ese cruce delicado —esa cuerda floja entre tradición e innovación— es donde quiero caminar.
Esa es la raíz de Más Allá del Grano.
Así que aquí estoy, invitándote a acompañarme en este camino de escritura: una exploración de espíritus honestos, estilos auténticos, innovación, filosofía, historia e industria.
Si esta mezcla te suena interesante, bienvenidx a la fiesta.
📝 POST SCRIPTUM SOBRE INTELIGENCIA ARTIFICIAL
Creo que esto merece una aclaración desde el principio: uso inteligencia artificial.
La uso todo el tiempo para investigar, pensar ideas y corregir mi español.
Es innegable que estamos viviendo una revolución tan grande —o incluso mayor— que la de los primeros días de Internet. Negarse a usar IA para avanzar en lo que sea que estés tratando de hacer es como insistir en escribir con un teclado que suena como una máquina del tiempo, o escuchar música solo en vinilo. Lindo. Nostálgico. Pero hasta ahí.
El verdadero desafío es lograr que nuestras voces humanas —las reales, las imperfectas, las únicas— sigan brillando a través del humo y los espejos de la máquina.
Prometo hacer ese esfuerzo con toda la seriedad (y alegría) que el asunto merece.
Si te interesa seguir esta exploración, suscribite. Prometo reposar ideas, no repetir slogans.
—Eylon